Hablamos de Viajar

lunes, 28 de noviembre de 2011

Mochileando por China III

Alba Cantón

Transcripción literal de mi diario de viaje

Tren - Zhuzhou - Guilin. 18/7/2006

Hunan - Algo diferente

Volvemos al tren. Al vagón bar. Esta vez adornado con unas cortinas blancas y rosas, manteles y sillas blancos. Muy ¿kistch? No hay gente. Este tren al menos no está tan atestado como el anterior. ¿Que por qué volvemos a no tener sitio? Pues por la mala pata. Sin más. Un accidente en la autopista ha provocado un atasco enorme mientras viajábamos en el autobús desde Changsha a Zhuzhou. Nos arriesgamos a pasar el día allá, en la capital de Hunan , ciudad donde Mao Ze Dong vivió la primera parte de su vida. Donde estudió en el colegio, la universidad y donde dió clase más adelante.

Teníamos el tren a las 20:18 y había autobuses que tardaban una hora cada cuarto de hora. Por lo que, sí, nos ajustábamos al tiempo, y no había problemas. No contábamos con el imprevisto y llegamos a la estación de bus de Zhuzhou con dos minutos de retraso. Tendríais que habernos visto las caras. Otro cambio de billetes, otro imprevisto...

¿Cogeremos algún tren a su hora alguna vez? Teníamos una silla dura reservada (En China el tren se divide en cuatro modalidades de billete, de más barato a más caro : sin sitio, silla dura, silla blanda, cama dura, cama blanda). Pero en fin, al final todo ha salido como debe, lo sé. Al menos, un tren nocturno (el de las 21:37) lo hemos podido coger. Y aquí nos encontramos, en nuestro querido vagón cafetería.

La ciudad de Zhuzhou es simplemente diferente. Diferente a lo anteriormente visto, pero sin nada completamente fuera de lo común. Una ciudad difícil de explicar. Infecta, pero interesante. Con un punto exótico que la hace merecedora de observarla y pasearla con
respeto.

En realidad huele mal. Sin rodeos. Antes era una pequeña ciudad que con la industria de carbón adquirió prestigio y volumen de habitantes. Y así es, es casi más grande que Madrid, e incluso tiene más habitantes. Esto es una pequeña ciudad en China. En el medio de la China. A pesar del olor, tiene color. Desde el color más sucio y negro de algunas paredes, hasta los rosas y rojos más chillones de las entradas a las tiendas. Hay música, hay vida, hay ambiente tranquilo en la calle. Callejuelas con terrazas, donde se cocina fuera, eliges entre las variedades poco suculentas , pero aún así apetecibles, que te ofrecen, acompañado de un té y una cerveza. Precios baratos hasta en el hotel central donde los alojamos.

Seguirá...

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